Tratamiento de la adicción a la metanfetamina
La metanfetamina (conocida más comúnmente como “meth”) es una droga estrechamente relacionada con las anfetaminas, pero que difiere en alcance y estructura. La metanfetamina es un estimulante como Adderall y otras anfetaminas, pero contiene una estructura química diferente (e incluso más peligrosa) que permite que la droga interactúe con el cerebro más rápido, haciéndola más fuerte y adictiva que los estimulantes recetados. Profesional tratamiento de adicción a la metanfetamina A menudo es necesario para que las personas se recuperen de forma segura del uso.
Un peligro particular de la metanfetamina es la psicosis por metanfetamina, a veces denominada psicosis por metanfetamina. La psicosis inducida por la metanfetamina es una enfermedad mental provocada por el uso de metanfetaminas, y puede ocurrir después de que el efecto de la droga haya desaparecido o durante el subidón. Los signos suelen incluir alucinaciones, delirios y comportamientos obsesivos, y las personas que sufren psicosis por metanfetamina pueden ser muy agresivas o irracionales. La psicosis se desencadena por un desequilibrio cognitivo provocado por el rápido aumento de dopamina causado por el consumo de metanfetamina.
¿Qué son las anfetaminas?
Las anfetaminas, una clase de psicoestimulantes narcóticos que incluyen drogas como Adderall, Ritalin y otros medicamentos para el TDA y el TDAH, se han recetado en exceso entre los jóvenes durante décadas. Esto ha resultado en una generación de personas con fácil acceso a estimulantes y poca comprensión de lo peligrosos que pueden ser.
Las anfetaminas a menudo se prescriben para ADD y ADHD, trastornos que se cree que son causados por una estimulación insuficiente de la dopamina en la corteza prefrontal. También se han recetado como tratamientos para la obesidad, la narcolepsia y la enfermedad de Parkinson. Como tratamiento para ADD y ADHD, se cree que las anfetaminas son efectivas porque estimulan una mayor producción de dopamina, lo que permite que la corteza prefrontal mantenga un control más equilibrado sobre el resto del cerebro y el cuerpo.
Sin embargo, las personas abusan de las anfetaminas no como tratamiento para el TDA o el TDAH, sino como una forma de drogarse. Las anfetaminas funcionan de manera similar a la velocidad y, al igual que la velocidad, conllevan un riesgo inherente de efectos negativos graves para la salud. Estos incluyen un aumento drástico de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, así como una restricción del flujo sanguíneo alrededor del corazón. El consumo prolongado de anfetaminas, especialmente cuando se mezclan con otras sustancias, también puede tener efectos secundarios mentales graves, como agresión, psicosis, conducta suicida y alucinaciones. En estos casos, las personas deben buscar tratamiento de adicción a las anfetaminas tan pronto como sea posible.
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